El próximo 20 de junio se celebra en todo el mundo el Día Mundial del Refugiado. Para ayudar a las personas que viven en esta situación, la Asamblea General de las Naciones Unidas creó hace más de cincuenta años el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), con un mandato de tres años para ayudar a reasentar a los refugiados europeos que aún estaban sin hogar como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. Desde aquel entonces, el ACNUR no ha dejado de trabajar para satisfacer las necesidades, cada vez mayores, de los refugiados y personas desplazadas en el mundo.
De acuerdo con la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, un refugiado es una persona que "tiene un fundado temor de ser perseguida a causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opinión política; y que al encontrarse fuera del país de su nacionalidad no puede o no quiere, debido a ese temor, acogerse a la protección de su país".
La mayoría de las personas pueden buscar de parte de sus gobiernos la garantía de que sus derechos básicos sean respetados así como asegurar su seguridad física. Pero en el caso de los refugiados, el país de origen ha demostrado ser incapaz o no muestra su disposición de proteger tales derechos. Así, el ACNUR ha recibido el mandato de asegurar que los refugiados sean protegidos en el país de asilo, asistiendo a los gobiernos en la medida de lo posible a cumplir con esta tarea.
En el mundo hay más de 20 millones de personas bajo la protección del ACNUR; de los cuales alrededor del 35 por ciento son jóvenes entre los 12 y 24 años. Uno de los mayores movimientos de refugiados se produjo en 2002, cuando dos millones de afganos, en particular, 1,8 millones de refugiados, regresaban a su país en el marco de una operación de repatriación voluntaria que contó con la asistencia del ACNUR y que representó una importante medida en la resolución de una de las situaciones de refugiados más prolongadas del mundo.
No obstante, como denunció la Asamblea General de la ONU, la protección de los refugiados se enfrenta a retos graves, especialmente en las situaciones inestables de conflictos sin resolver, como por ejemplo en África occidental y central. Allí y en otros lugares, la falta de seguridad sigue siendo un problema endémico, elementos armados se infiltran en los campamentos y asentamientos, los refugiados son interceptados y se les niega la entrada o son devueltos poco después a la fuerza, no pueden acceder a procedimientos de asilo efectivos, no reciben documentos, lo que incrementa el riesgo de que sean detenidos, encarcelados arbitrariamente y expulsados.Estas situaciones impiden a los refugiados encontrar una protección efectiva y puede ocasionar un desplazamiento ulterior, especialmente cuando los países tienen escasa capacidad para acoger a una población de refugiados durante periodos que a veces pueden resultar decenios. Desde el punto de vista de la protección de los refugiados, el reto principal consiste en responder a las preocupaciones de los Estados de una manera que respete la protección de los mismos.
De acuerdo con la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, un refugiado es una persona que "tiene un fundado temor de ser perseguida a causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opinión política; y que al encontrarse fuera del país de su nacionalidad no puede o no quiere, debido a ese temor, acogerse a la protección de su país".
La mayoría de las personas pueden buscar de parte de sus gobiernos la garantía de que sus derechos básicos sean respetados así como asegurar su seguridad física. Pero en el caso de los refugiados, el país de origen ha demostrado ser incapaz o no muestra su disposición de proteger tales derechos. Así, el ACNUR ha recibido el mandato de asegurar que los refugiados sean protegidos en el país de asilo, asistiendo a los gobiernos en la medida de lo posible a cumplir con esta tarea.
En el mundo hay más de 20 millones de personas bajo la protección del ACNUR; de los cuales alrededor del 35 por ciento son jóvenes entre los 12 y 24 años. Uno de los mayores movimientos de refugiados se produjo en 2002, cuando dos millones de afganos, en particular, 1,8 millones de refugiados, regresaban a su país en el marco de una operación de repatriación voluntaria que contó con la asistencia del ACNUR y que representó una importante medida en la resolución de una de las situaciones de refugiados más prolongadas del mundo.
No obstante, como denunció la Asamblea General de la ONU, la protección de los refugiados se enfrenta a retos graves, especialmente en las situaciones inestables de conflictos sin resolver, como por ejemplo en África occidental y central. Allí y en otros lugares, la falta de seguridad sigue siendo un problema endémico, elementos armados se infiltran en los campamentos y asentamientos, los refugiados son interceptados y se les niega la entrada o son devueltos poco después a la fuerza, no pueden acceder a procedimientos de asilo efectivos, no reciben documentos, lo que incrementa el riesgo de que sean detenidos, encarcelados arbitrariamente y expulsados.Estas situaciones impiden a los refugiados encontrar una protección efectiva y puede ocasionar un desplazamiento ulterior, especialmente cuando los países tienen escasa capacidad para acoger a una población de refugiados durante periodos que a veces pueden resultar decenios. Desde el punto de vista de la protección de los refugiados, el reto principal consiste en responder a las preocupaciones de los Estados de una manera que respete la protección de los mismos.
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