viernes, 13 de marzo de 2009

LA VIOLACIÓN COMO ARMA DE GUERRA

El Dr. Mukwege decidió salir a la luz cuando una mañana un padre destrozado le llevó a una niña de tres años a la que habían violado. “Le habían disparado en todas partes. No había nada que se pudiera hacer por ella”, afirma. “El padre empezó a golpearse la cabeza contra una pared, gritando que no había sido capaz de proteger a su hija. Después supimos que ese hombre se suicidó”. Ese mismo día, vio a una mujer de setenta y dos años a la que habían violado delante de su yerno, una relación que se considera sagrada en la cultura congoleña. La mujer dijo: “No me cure, no me cuide. Nunca podré volver y mirar a la cara a mi yerno. Déjeme morir aquí, simplemente no me dé de comer”. “Me di cuenta de que tenía que hablar”, afirma el Dr. Mukwege.

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