Los meses de verano nos ofrecen la posibilidad de dedicar parte de nuestros días a aquellas actividades para las que el resto del año no tenemos tanto tiempo. Sin embargo, no podemos olvidar nuestros deseos de construir un mundo más justo y solidario.
Durante las próximas semanas, desde el Comité de Solidaridad con África Negra de Salamanca, os ofreceremos algunos títulos de libros y películas que nos ayuden a conocer más y mejor la realidad de África.
Si quereis conocer más sugerencias veraniegas de otras zonas del Sur, os animamos a visitar la página web de Entreculturas.
LA CANCIÓN DE LOS MISIONEROS
John Le Carré
Ed. Plaza y Janés
La canción de los misioneros es un llanto por África y en particular por el Congo, por la destructiva explotación de sus recursos por parte de los países desarrollados y sobretodo por parte de Inglaterra. La novela está narrada en primera persona por Bruno Salvador (Salvo para sus amigos). Salvo de 28 años es hijo de un misionero irlandés y su amante congoleña. Educado por curas católicos en el Congo, llegó a licenciarse en lenguas y culturas africanas en la universidad de Londres. Se convirtió en un intérprete muy solicitado y se casó con Penélope, periodista idealista de familia importante. Cada uno ha decepcionado tanto al otro que ya no hay amor entre ellos. Un día cuando Salvo acude a un hospital para traducir las palabras de un africano moribundo, conoce a Hannah, enfermera congoleña, y se enamoran a primera vista. Para él Hannah representa todo lo que ha negado de si mismo en su matrimonio con Penélope: sus raíces y su alma africana. Ella será la persona que le animará a luchar por los intereses del pueblo africano. Salvo trabaja de intérprete para los servicios secretos británicos. Les respeta, les admira y confía ciegamente en ellos, seguro de que trabajan por un mundo mejor. Los servicios secretos le piden que les acompañe para traducir durante un importante encuentro de jefes políticos del Congo, cuyo objetivo es logra el compromiso de éstos a unirse en un golpe organizado por los británicos. Este golpe, apoyado por tropas internacionales, garantizará la paz en el país y también las inversiones extranjeras . Así todos sacarán beneficio de los recursos minerales. Sin embargo, las conversaciones que escucha Salvo le demuestran que lo único que interesa es el beneficio de las empresas extranjeras. Sencillamente no habrá ninguna ventaja para el país. La intervención es para poder robarles la riqueza mineral con más seguridad.
Salvo también se entera de los métodos brutales de los negociadores al escuchar la interrogación y tortura de uno de los jefes. Está destrozado por esta traición pero su rabia le da fuerzas para luchar y cuando se marcha esconde sus libretas y unas cintas para usarlas como pruebas. Otra vez en Londres Salvo y Hannah luchan para llevar su historia a las autoridades y a la prensa pero...no consiguen nada y sus pruebas desaparecen. ¿Qué van a conseguir dos africanos sin importancia en contra del imperio de poder de los gobiernos blancos?
Palabras de Salvo: "¿Alguien se acuerda todavía de los 3.800.000 africanos que murieron en el genocidio entre 1998 y 2002? La mayoría de los muertos tenía menos de cinco años. Murieron de cólera, de malaria, de diarrea , de hambre y sobretodo por negligencia. Gracias al General Mobutu y sus patrocinadores occidentales, todo el Congo del Este ya se moría de mala administración. Cuando estalló la guerra con Rwanda sólo dio el golpe mortal".
Después de su gran éxito El jardinero fiel, John Le Carré demuestra con La canción de los misioneros que la utopía es posible, que el amor es el mejor motor para poner en marcha la justicia, y que el único modo de conseguir un futuro mejor es manteniendo viva la esperanza.
Durante las próximas semanas, desde el Comité de Solidaridad con África Negra de Salamanca, os ofreceremos algunos títulos de libros y películas que nos ayuden a conocer más y mejor la realidad de África.
Si quereis conocer más sugerencias veraniegas de otras zonas del Sur, os animamos a visitar la página web de Entreculturas.
LA CANCIÓN DE LOS MISIONEROS
John Le Carré
Ed. Plaza y Janés
La canción de los misioneros es un llanto por África y en particular por el Congo, por la destructiva explotación de sus recursos por parte de los países desarrollados y sobretodo por parte de Inglaterra. La novela está narrada en primera persona por Bruno Salvador (Salvo para sus amigos). Salvo de 28 años es hijo de un misionero irlandés y su amante congoleña. Educado por curas católicos en el Congo, llegó a licenciarse en lenguas y culturas africanas en la universidad de Londres. Se convirtió en un intérprete muy solicitado y se casó con Penélope, periodista idealista de familia importante. Cada uno ha decepcionado tanto al otro que ya no hay amor entre ellos. Un día cuando Salvo acude a un hospital para traducir las palabras de un africano moribundo, conoce a Hannah, enfermera congoleña, y se enamoran a primera vista. Para él Hannah representa todo lo que ha negado de si mismo en su matrimonio con Penélope: sus raíces y su alma africana. Ella será la persona que le animará a luchar por los intereses del pueblo africano. Salvo trabaja de intérprete para los servicios secretos británicos. Les respeta, les admira y confía ciegamente en ellos, seguro de que trabajan por un mundo mejor. Los servicios secretos le piden que les acompañe para traducir durante un importante encuentro de jefes políticos del Congo, cuyo objetivo es logra el compromiso de éstos a unirse en un golpe organizado por los británicos. Este golpe, apoyado por tropas internacionales, garantizará la paz en el país y también las inversiones extranjeras . Así todos sacarán beneficio de los recursos minerales. Sin embargo, las conversaciones que escucha Salvo le demuestran que lo único que interesa es el beneficio de las empresas extranjeras. Sencillamente no habrá ninguna ventaja para el país. La intervención es para poder robarles la riqueza mineral con más seguridad.
Salvo también se entera de los métodos brutales de los negociadores al escuchar la interrogación y tortura de uno de los jefes. Está destrozado por esta traición pero su rabia le da fuerzas para luchar y cuando se marcha esconde sus libretas y unas cintas para usarlas como pruebas. Otra vez en Londres Salvo y Hannah luchan para llevar su historia a las autoridades y a la prensa pero...no consiguen nada y sus pruebas desaparecen. ¿Qué van a conseguir dos africanos sin importancia en contra del imperio de poder de los gobiernos blancos?
Palabras de Salvo: "¿Alguien se acuerda todavía de los 3.800.000 africanos que murieron en el genocidio entre 1998 y 2002? La mayoría de los muertos tenía menos de cinco años. Murieron de cólera, de malaria, de diarrea , de hambre y sobretodo por negligencia. Gracias al General Mobutu y sus patrocinadores occidentales, todo el Congo del Este ya se moría de mala administración. Cuando estalló la guerra con Rwanda sólo dio el golpe mortal".
Después de su gran éxito El jardinero fiel, John Le Carré demuestra con La canción de los misioneros que la utopía es posible, que el amor es el mejor motor para poner en marcha la justicia, y que el único modo de conseguir un futuro mejor es manteniendo viva la esperanza.
1 comentario:
Más sugerencias literarias:
de Javier Reverte, novelista, y gran viajero:
El sueño de África
Los caminos perdidos de África
Vagabundo en África
y cómo no mencionar a J. M. COETZEE, gran escritor sudafricano ( eso sí, que te pille alto de moral....) . Un fragmento de su novela Esperando a los bárbaros:
Puede que en mi excavación sólo haya escarbado la superficie. Puede que a tres metros bajo tierra se encuentren las ruinas de otro fuero, arrasado por los bárbaros, habitado por los huesos de un pueblo que creyó que estaría a salvo entre altas murallas. Puede que cuando piso el suelo del Juzgado, si eso es lo que es, tenga bajo mis pies la cabeza de un magistrado como yo, otro sirviente canoso de un Imperio que, enfrentado finalmente al bárbaro, sucumbió en el terreno de su jurisdicción.
Pero es el reconocimiento de lo aleatorio de mi malestar, de su dependencia de un niño que un día gimotea bajo mi ventana y al otro está muerto, lo que despierta en mí la vergüenza más profunda, la indiferencia más grande ante la destrucción. En cierto modo, sé demasiado; y una vez que uno se ve infectado de este saber no parece haber recuperación posible. Nunca debí haber cogido el farol para ver lo que estaba pasando en la barraca junto al granero. Por otro lado, no me era posible dejar el farol después de haberlo cogido. El nudo se enreda en sí mismo; no puedo deshacerlo.
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